INTELIGENCIA EMOCIONAL:
Es la capacidad que poseemos para conectarnos con nuestros sentimientos o emociones y aprender de los mismos. A través de ésta, se manifiestan los hábitos de acción. Lo que caracteriza el “tono” de cada acción es la emoción envuelta en ella. La Inteligencia Emocional nos proporciona accesibilidad a la bondad y humildad.
INTELIGENCIA ESPIRITUAL: Conecta con el Sentido, la misión y la Unión. Es la inteligencia en cuya ausencia puede proliferar la desconfianza, la crítica, la disputa, la queja, la comparación y la competencia exacerbada. La Unión es la máxima realización humana y siempre se traduce en Paz. La Inteligencia Espiritual despierta en nosotros el servicio, el espíritu cooperativo, factor fundamental de la organización moderna.
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